Voy a intentar
partir de un par de hechos y alcanzar una conclusión.
Un hecho es que
el Partido Popular ha sido la fuerza política más votada, con casi el 29% de
los votos emitidos.
El segundo hecho
es que algo más de un 71% de los españoles, por diferentes motivos, no han elegido
a los candidatos del PP como sus representantes.
El Partido
Popular ha obtenido varios millones de votos menos que en 2011. Si los
españoles aprobaran los cuatro años de gobierno del PP, este partido habría
revalidado la mayoría absoluta que les ha permito gobernar una legislatura
completa sin contrapesos, haciendo “lo que hay que hacer”, es decir, lo que
consideraban que debían hacer.
El partido del
actual gobierno en funciones reclama el apoyo del principal partido de la
oposición para seguir gobernando, con el argumento de la estabilidad. No ha
puesto sobre la mesa ninguna rectificación de sus medidas, con lo que
contraviene el mandato popular mayoritario, que ha optado por otros candidatos
y programas. Insiste en reclamar un pacto, aunque el principal partido de la
oposición no va a darles su apoyo, tal como ha prometido en campaña y reiterado
el día después de las elecciones.
La conclusión es que ya estamos de nuevo en campaña. Y una segunda
conclusión es que ya conocemos el argumento del PP para intentar que los
españoles le devuelvan el apoyo que le han retirado: la estabilidad y su reverso,
que es el miedo al cambio. Como en 2011, volverá el argumento del miedo. Ya
asoma en los telediarios. La prima de riesgo, la caída de la bolsa… ¿regresará también
el aumento del desempleo? El resto del programa ya lo hemos vivido: más desigualdad,
empleo precario, desprecio de la cultura, recorte de libertades.