Un amigo mío, excepcional dibujante, leyó un par de páginas de El niño y abandonó la lectura, pero aún no he conocido a nadie que haya leído más de dos páginas y no haya resultado seducido por este testimonio vital, triste a veces, también tierno... divertidísimo en tantos momentos, siempre emotivo.
Éstas son las tres dedicatorias con las que el autor encabezó sucesivamente cada una de sus novelas:
A TODOS LOS QUE
se murieron de aburrimiento en el colegio
o a quienes hizo llorar su familia,
a quienes, durante su infancia,
fueron tiranizados por sus maestros
o zurrados por sus padres,
dedico este libro.
Jules Vallès (Londres)
A QUIENES
alimentados de griego y latín,
se murieron de hambre,
dedico este libro.
Jules Vallès (París)
A los muertos de 1871.
A todos aquellos que,
víctimas de la injusticia social,
tomaron las armas contra un mundo
mal hecho y formaron,
bajo la bandera de la Comuna,
la gran federación del sufrimiento,
dedico este libro.
Jules Vallès (París, 1885, póstumo)
Jules Vallès retratado por Courbet |
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