Novelas Plurales

Novelas Plurales: La alambrada, Olga y la ciudad, Actores sin papel, Noticias del fin del mundo.

«Mientras algunos se obstinan en destruir, unos pocos nos empeñamos en seguir creando»

3 de diciembre de 2015

INTERFERENCIAS: La creatividad, la narratividad, hoy, aquí

Dostoievski, autor de Crimen y castigo
El éxito de una propuesta intelectual, artística, depende de muchos factores. Pero voy a partir de aceptar la idea, discutida por muchos, de que el éxito se deba a la capacidad de una obra de actuar en su tiempo, su espacio y con sus gentes. Pienso que una obra tendría éxito si la sociedad la recibe, se apropia de ella, la hace suya, la utiliza para darse un sentido a ella misma o expresarse a través de ella. No hay cuadro sin espectador, ni literatura sin lector. Acepto que una obra que no es utilizada por su tiempo y sus gentes es una obra fallida.

Es cierto que este éxito o su falta puede ser en gran medida independiente de la calidad de la obra. Una cancioncilla, y lo digo sin ánimo peyorativo, es decir, una canción de melodía simple y repetitiva, puede convertirse en el fondo musical de una o varias generaciones. El "Submarino amarillo", de los Beatles, la "Macarena", de Los del Río, han sido obras de éxito internacional que nos han acompañado en momentos de ocio, que han adornado nuestra infancia o nuestras fiestas juveniles, y que se presentaban como objetos curiosos desperdigados en las cunetas de nuestra biografía. Nos gustasen más o menos, estaban ahí, y forman parte de nuestra memoria.

También en la época de Dostoievski hubo cancioncillas populares, y las gentes de su época las corearon, y se amaron y se divirtieron con ellas... Dostoievski, escritor, novelista, fue condenado a muerte por sus ideas.

Este artículo acaba aquí, de momento, presentando simplemente una problemática: qué entendemos hoy por éxito en el arte. He propuesto una comparación entre dos artes distintos (la música y la literatura), dos registros o géneros distintos (la canción popular y la novela) en dos tiempos radicalmente diferentes (la sociedad globalizada actual y la Rusia del siglo XIX).

Pero añado otra reflexión, cambiando la perspectiva: supongamos ahora que una sociedad que no sabe reconocer ni apropiarse de las mejores obras del intelecto y del arte también esté fallando. Sólo es un supuesto. ¿No medimos también los periodos históricos, las sociedades, las civilizaciones, por su capacidad para producir un gran arte, reconocerlo y apropiarse de él? El zarismo del siglo XIX, al condenar a Dostoievski, ¿no estaba dando ya muestras de su impotencia para gobernar la sociedad rusa del siglo XIX?

¿Qué dirán de nosotros dentro de cien años?