Gustavo encontró un cómic amarillento abandonado en un banco del parque sin niños. Cansado después de dar su vuelta al parque, se había sentado, y al rato reparó en el cómic. Pasó las páginas quebradizas. ¿Había traído las gafas? Buscó en el bolsillo de la camisa y en los bolsillos del pantalón, como si en los bolsillos del pantalón fuera normal llevar las gafas. Cuando se llevó la mano a la frente, cayó en la cuenta de que aún las tenía allí desde el desayuno. «Pero mira que estás chocho», se dijo.El relato completo está incluido en el volumen Aurora
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