Que Camila haya esperado a Pedro cinco horas junto a la cancela del hotel no debería ser motivo de risa. Ni que sea martes y vista el elegante traje con el que asistió a la última boda, pasado de moda. Ni que, en la casa donde trabaja de interna, haya puesto la falsa disculpa de tener que recoger en el aeropuerto a unos parientes de Colombia.El relato completo está incluido en el volumen Aurora
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