El taxi lo dejó en mitad de la calle. Regresaba del hospital convertido en una piltrafa humana: una pierna y un brazo escayolados, apoyado en una muleta, vendas envolviéndole varias partes del cuerpo. Una bolsa en bandolera al hombro era todo su equipaje. Antes de encaminarse al portal dudó por un instante y miró a su alrededor, temiendo que alguien lo reconociera.El relato completo está incluido en el volumen Aurora
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