"¿Para qué se escribe? ¿Para qué sirve el arte si no es para explicar el mundo? ¿Para entretener? ¿Para adorno? Para eso, ya hay otros medios en nuestra época. Hoy, muchos novelistas, la mayoría, se dedican a divertir, bien entendido, después de divertirse ellos; pero el novelista que realmente cumple su papel es aquél que logra conmover la conciencia de su lector, haciéndole entrar en conflicto o en armonía con él o consigo mismo."
Manuel García Viñó, El soborno de Caronte (1995, 2012, ACVF Editorial)