"El artista, el escritor singular, sabe que sólo hay dos profesiones que merecen la pena: aquéllas en que se juega uno la vida y aquéllas en que se juega la razón. «De todo lo que se escribe, sólo me interesa lo que un hombre escribe con su propia sangre». Así hablo Zarathustra. La mayoría de los escritores y pintores actuales no sólo no escriben o pintan con su propia sangre, sino que mojan la pluma para escribir sus cositas en el mismo tintero en que la mojan para firmar los cheques."
Manuel García Viñó, El soborno de Caronte (1995, 2012, ACVF Editorial)