Novelas Plurales

Novelas Plurales: La alambrada, Olga y la ciudad, Actores sin papel, Noticias del fin del mundo.

«Mientras algunos se obstinan en destruir, unos pocos nos empeñamos en seguir creando»

8 de mayo de 2016

Humboldt. El descubrimiento de la naturaleza, de Joaquín Fernández Pérez

Hace bastantes años, casi en otra vida, trabajé en la edición de la biografía del naturalista alemán Humboldt, a veces llamado el "Padre de la geografía moderna universal".

Humboldt había completado sus estudios de ingeniero de minas, pero, desde su temprana juventud, "el afanoso deseo de recorrer tierras lejanas" fue germinando en él. Amaba la botánica y la zoología, la geología y la geografía, así que a finales de 1798 emprendió su famoso viaje americano. Después de atravesar Francia y España, hizo escala en las Islas Canarias, donde alcanzó la cima del Teide y descendió un buen trecho por el cráter. Era un hombre exaltado, pasional. Cuentan los testigos que antes de emprender la ascensión, ante la majestuosa cumbre, "Humboldt hincó las rodillas en tierra en señal de respeto y admiración como si de un dios se tratara". El trópico de Canarias fue la antesala de lo que le esperaba en América. Visitó Venezuela y, en Cumaná, se alojó frente al mercado de esclavos, "sin duda, el mayor de todos los males que han afligido a la humanidad". Viajó de Los Llanos al Orinoco, y recorrió el mítico Canal de Casiquiare. Todo le causaba admiración, todo lo registró en sus cuadernos de notas: los jejenes, la pesca de anguilas eléctricas, el curare, las plantas exóticas... Visitó Quito, en Perú, y ascendió a los grandes volcanes andinos, como el Pichincha... Un viaje de cuatro años a lo largo de un continente rico en naturaleza y experiencias. No lo repitió, aunque sí viajó por Rusia y Asia. Años después, de vuelta en la vieja Europa, Humboldt se dedicaría a la publicación de sus obras, entre ellas la famosa y monumental Cosmos, decenas de miles de páginas dedicadas a una descripción física del mundo. Publicada en varios tomos, fue una obra muy influyente, pronto superada en muchos aspectos por el avance veloz de la ciencia en el siglo XIX, pero que por su visión dinámica de la biosfera es considerada precursora de la ecología contemporánea. Demócrata romántico, hombre de saber enciclopédico y de acción, su figura es casi el epítome contradictorio de toda una época de la historia europea.
Alexander von Humboldt,
retratado por Joseph Stieler


Lo que acabo de escribir hace poca justicia al libro del biólogo e historiador Joaquín Fernández Pérez: Humboldt. El descubrimiento de la naturaleza. La pequeña empresa de divulgación científica en la que yo entonces trabajaba como técnico editorial carecía de capacidad de difusión. Tampoco los medios de comunicación se hicieron eco de la obra. Apenas si hay referencias en internet sobre la obra o su autor. Trabajé un par de años en esa pequeña editorial y, en ese periodo, éste fue quizás el original más acabado e interesante de los muchos libros acabados e interesantes que publicamos. Tan sólo una vez me encontré con el autor, durante la presentación de su libro en la Universidad Complutense de Madrid. Él no se acordará de mí. Joaquín Fernández Pérez era un hombre decidido, sabía que había escrito un extraordinario libro de divulgación científica y se quejaba del silencio que ya pesaba sobre su obra. Pienso a veces en esta obra y su autor cuando se plantea la situación de este género en España. Salvo por el físico José Manuel Sánchez Ron y unos pocos más, la divulgación científica en España no es tan brillante como la de otros países. Un buen divulgador científico debe dominar su especialidad, pero también debe poseer una amplia cultura, tanto en ciencia como en artes y letras: historia, literatura. Tiene además que ser un buen escritor, buen argumentador. Y debe tener la rara capacidad (tan rara que ni siquiera la mayoría de los novelistas la poseen) de levantar el texto sobre una estructura narrativa eficaz. Joaquín Fernández Pérez demostró en su biografía de Humboldt poseer todas esas virtudes. Que yo sepa, no volvió a escribir ni publicar ningún otro libro. 

Yo diría que la industria cultural y de la comunicación española es un quemadero de talentos, pero ésa es otra historia. Ahora, a todos los amantes de los animales, o de las plantas, o de la naturaleza, o a los que estáis preocupados por el medio ambiente, os recomiendo este libro excepcional. Una maravilla.

+ info sobre Humboldt. El descubrimiento de la naturaleza.

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