Después de más de un año en el paro...

Después de más de un año en el paro, mi vecino M., de nacionalidad rumana, ha encontrado un empleo. Le ofrecieron trabajo para un mes, por seiscientos euros. Quien no haya conocido el paro prolongado, puede hacerse una idea de los estragos que la falta de trabajo puede causar en la estima de un hombre de más de cincuenta años si describo que, después de una década en España, habla cada vez peor el español, no sé si más por falta de uso o por desánimo. M. padece insomnio. Antes del amanecer, desvelado, acababa por levantarse y sacaba a pasear al perro, que se sumaba con alegría a este nuevo hábito del amo. Largos paseos a deshoras por los parques vacíos. Pero todo ha cambiado a partir de ahora. Hace una semana que M. trabaja, y la rabia le consume porque aún no le han dado a firmar el contrato. Esa rabia es el principio del cambio.