"La preocupación del artista de hoy no es el hombre, individual o colectivamente considerado, ni tampoco el mundo; es llamar la atención de los periodistas y de los potenciales compradores. En cuanto al espectador, le interesa como alguien que se divierta o no ante su obra, que considere ésta como un adorno o una inversión rentable, o no le interesa en absoluto. Porque el arte, o lo que ocupa su lugar, no ofrece siquiera mitos sustitutivos, salvo el dinero o la fama (el poder), de los mitos eternos: aquéllos a los que los seres humanos se agarraban para no naufragar en las tempestades del terror metafísico."
Manuel García Viñó, El soborno de Caronte (1995, 2012, ACVF)